Romanticismo: Ricardo Palma

Romanticismo

            El Romanticismo alcanzó su pleno desarrollo en el siglo XIX y su literatura  caracterizó por ser política pues se preocupó por transmitir las ideas liberales. Sobresale la obra de José Fernández de Lizardi (1776-1827) quien escribió la primera novela mexicana: El periquillo Sarmiento.
            Después de la independencia de la Nueva España en 1821, el costumbrismo y el romanticismo dominaron la literatura. Las invasiones extranjeras de Estados Unidos y Francia, la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano, la inestabilidad política, la crisis económica, el triunfo del liberalismo, la restauración de la república fueron la escena dominante en el recién nacido México durante la segunda mitad del siglo XIX.  Las características de la literatura romántica latinoamericana fueron:
1. Se enfocó en los sentimientos.
2. Rechazó los movimientos artísticos tradicionales.
3. En su poesía y novela había paisajes sombríos, mares furiosos, tempestades, tinieblas y camposantos.
4. Se preocupó por los movimientos de independencia y de reforma.
5. Fue nacionalista y propagandista.
7. Denunció la corrupción, la trampa, la burocracia, la pobreza y la corrupción
8. Fomentó la aparición de folletines y utilizó la prensa y la oratoria para difundir su obra.
9. Fue antirreligiosa.
10. Se preocupó por difundir las ideas más que la forma.
11. Promovió el cambio social.

12. Fue costumbrista.

De la lectura anterior conteste las siguientes preguntas.

Sección V
1. ¿En qué siglo alcanzó pleno desarrollo el romanticismo?
2. ¿De qué se preocuparon los prosistas románticos?
3. ¿Cómo se llama la primera novela mexicana?
4. ¿Cuál era la situación política y social de México en el siglo XIX?
5. Anota algunas características de romanticismo latinoamericano.


Ricardo Palma (1833-1919)
Por Jaime Cardoso


Ricardo Palma nació en Lima en 1833. Debido a su activismo político fue desterrado y tuvo que vivir en Chile por tres años. Fue cónsul, senador y funcionario de gobierno; sin embargo, a Palma se le recuerda más como escritor.
Desde joven escribió poesía y obras teatrales. Colaboró en diversos periódicos y fue corresponsal de guerra. También realizó varios trabajos de investigación de carácter histórico. En 1872 publicó la primera serie de su obra más conocida Tradiciones peruanas. Fue miembro correspondiente de la Real Academia Española, de la Real Academia de la Historia y de la Academia Peruana de la Lengua; también fue miembro honorífico de la Hispanic Society de Nueva York. Se desempeño como director de la Biblioteca Nacional del Perú.
Respecto a la obra literaria de Palma, sobresalen sus narraciones donde  recrea las costumbres de la Lima de la época virreinal. Se trata de cuadro de costumbres típico del romanticismo. Las narraciones se editaron bajo el título de Tradiciones peruanas. Nueve series aparecieron de esta colección. Las historias van de la época colonial y virreinal hasta la República. Eventualmente Palma escribió tradiciones precolombinas. Entre estas últimas está Palla-Huarcuna.
Otras obras de este autor peruano son: Anales de la Inquisición de Lima o Monteagudo y Sánchez Carrión, Verbos y Gerundios, Neologismos y Americanismos, Papeletas Lexicográficas, Cachivaches, Recuerdos de España, El Demonio de los Andes y La bohemia de mi tiempo. Además la universidad Ricardo Palma publicó su Epistolario.
Después de leer la breve biografía de Ricardo Palma, conteste las siguientes preguntas.
1.      ¿Por qué fue desterrado Ricardo Palma de Perú?
2.      Además de escritor ¿qué otras actividades desarrolló Ricardo Palma?
3.      ¿Cuál es una de sus obras más conocidas?
4.      ¿A qué organizaciones perteneció Ricardo Palma?
5.      ¿Qué recrean las narraciones de Ricardo Palma?
6.      ¿Cuántas series fueron publicadas del libro Tradiciones peruanas?

Actividades

1.      Por el título— ¡Pues bonita soy yo, la Castellanos!— ¿sobre qué tratará la narración?
2.      Lea las primeras seis líneas de la narración—además del verso—y diga porque el autor escribió la historia.
3.      La narración de Ricardo Palma tiene expresiones populares peruanas. Revise la siguiente lista.

Bocado de arzobispo: Delicious
Golosina de oidor: Delicious
Alcanzar los buenos tiempos: To reach the good times
Horas muertas: The lost hours of… A great deal of time
Quebradero de cabeza: Problem, headache
Pluma mejor cortada/Mejor escritor: The best writer
No podía sentar plaza de académico: He/she is not an expert
Dar un verde: To go out for a walk
Costaba un ojo de la cara: Expensive
Encajar entre ceja y ceja: Have it in for, be out to get
No es ningún mayorazgo (majorat) de perro y escopeta: It is not just any majorat…
…de dónde salen esas misas: Where that money comes from
Miren el charquito de agua que quiere ser brazo de río: Look at that puddle of water that wants to be a branch of a river
Manirrota: Liberal
Botarate: Liberal, crazy
Subió de punto: Worse, deteriórate, aggravate
Retortero: Andar sin sosiego de acá para allá (RAE): Head over heles
Lacras y diciembres: Defects
Empingorotado: Elegant

Perro y escopeta: Poor

4.      En cada página de la historia encontrará una lista de palabras. Para entender el cuento, defina cada una de ellas

5.      Subraye los cognados.


Actividades de pre-lectura
Antes de leer la siguiente narración de Ricardo Palma haga las siguientes actividades.
1. Por el título— ¡Pues bonita soy yo, la Castellanos!— ¿sobre qué tratará la narración?
2. Lea las primeras seis líneas de la narración—además del verso—y diga porque cree usted que el autor escribió esta historia.
3. La narración de Palma tiene expresiones populares peruanas. Encuentre el significado de las siguientes interpretando el contexto en el que el autor las usa.

Alcanzó los buenos tiempos, horas muertas, quebradero de cabeza, pluma mejor cortada, dar un verde, costaba un ojo de la cara, encaje entre ceja y ceja, mayorazgo de perro y escopeta, de dónde salen esas misas, Miren el charquito de agua que quiere ser brazo de río, manirrota y botarate, subió de punto.

4. Haga una lista de las palabras que no conozca y defínalas.
5. Subraye los cognados.


¡Pues bonita soy yo, la Castellanos!
(A Simón y Juan Vicente Camacho)

Mariquita Castellanos era todo lo que se llama una real moza, bocado de arzobispo y golosina de oidor. Era como para cantarla esta copla popular:

«Si yo me viera contigo,
la llave a la puerta echada,
y el herrero se muriera,
y la llave se quebrara...».
¿No la conociste, lector?

Yo tampoco; pero a un viejo, que alcanzó los buenos tiempos del virrey Amat, se me pasaban las horas muertas oyéndole referir historias de la Marujita, y él me contó la del refrán que sirve de título a este artículo.
Mica Villegas era una actriz del teatro de Lima, quebradero de cabeza del excelentísimo señor virrey de estos reinos del Perú por S. M. Carlos III, y a quien su esclarecido amante, que no podía sentar plaza de académico por su corrección en eso de pronunciar la lengua de Castilla, apostrofaba en los ratos de enojo, frecuentes entre los que bien se quieren, llamándola Perricholi. La Perricholi, de quien pluma mejor cortada que la de este humilde servidor de ustedes ha escrito la biografía, era hembra de escasísima belleza. Parece que el señor virrey no fue hombre de paladar muy delicado.
María Castellanos, como he tenido el gusto de decirlo, era la más linda morenita limeña que ha calzado zapaticos de cuatro puntos y medio.
«Como una y una son dos,
por las morenas me muero:

lo blanco, lo hizo un platero;
lo moreno, lo hizo Dios».

Tal rezaba una copla popular de aquel tiempo, y a fe que debió ser Marujilla la musa que inspiró al poeta. Decíame, relamiéndose, aquel súbdito de Amat que hasta el sol se quedaba bizco y la luna boquiabierta cuando esa muchacha, puesta de veinticinco alfileres, salía a dar un verde por los portales.
Pero así como la Villegas traía al retortero nada menos que al virrey, la Castellanos tenía prendido a sus enaguas al empingorotado conde de ***, viejo millonario, y que, a pesar de sus lacras y diciembres, conservaba afición por la fruta del paraíso. Si el virrey hacía locuras por la una, el conde no le iba en zaga por la otra.
La Villegas quiso humillar a las damas de la aristocracia, ostentando sus equívocos hechizos en un carruaje y en el paseo público. La nobleza toda se escandalizó y arremolinó contra el virrey. Pero la cómica, que había satisfecho ya su vanidad y capricho, obsequió el carruaje a la parroquia de San Lázaro para que en él saliese el párroco conduciendo el Viático. Y téngase presente que, por entonces, un carruaje costaba un ojo de la cara, y el de la Perricholi fue el más espléndido entre los que lucieron en la Alameda.
La Castellanos no podía conformarse con que su rival metiese tanto ruido en el mundo limeño con motivo del paseo en carruaje.
-¡No! Pues como a mí se me encaje entre ceja y ceja, he de confundir el orgullo de esa pindonga. Pues mi querido no es ningún mayorazgo de perro y escopeta, ni aprendió a robar como Amat de su mayordomo, y lo que gasta es suyo y muy suyo, sin que tenga que dar cuenta al rey de dónde salen esas misas. ¡Venirme a mí con orgullitos y fantasías, como si no fuera mejor que ella, la muy cómica! ¡Miren el charquito de agua que quiere ser brazo de río! ¡Pues bonita soy yo, la Castellanos!
Y va de digresión. Los maldicientes decían en Lima que, durante los primeros años de su gobierno, el excelentísimo señor virrey don Manuel de Amat y Juniet, caballero del hábito de Santiago y condecorado con un cementerio de cruces, había sido un dechado de moralidad y honradez administrativas. Pero llegó un día en que cedió a la tentación de hacerse rico, merced a una casualidad que le hizo descubrir que la provisión de corregimientos era una mina más poderosa y boyante que las de Pasco y Potosí. Véase cómo se realizó tan portentoso descubrimiento.
Acostumbraba Amat levantarse con el alba (que, como dice un escritor amigo mío, el madrugar es cualidad de buenos gobernantes), y envuelto en una zamarra de paño burdo descendía al jardín de palacio, y se entretenía hasta las ocho de la mañana en cultivarlo. Un pretendiente al corregimiento de Saña o Jauja, los más importantes del virreinato, abordó al virrey en el jardín, confundiéndolo con su mayordomo, y le ofreció algunos centenares de peluconas por que emplease su influjo todo con su excelencia a fin de conseguir que él se calzase la codiciada prebenda.
-¡Por vida de Santa Cebollina, virgen y mártir, abogada de los callos! ¿Esas teníamos, señor mayordomo? -dijo para sus adentros el virrey; y desde ese día se dio tan buenas trazas para hacer su agosto sin necesidad de acólito, que en breve logró contar con fuertes sumas para complacer en sus dispendiosos caprichos a la Perricholi, que, dicho sea de paso, era lo que se entiende por manirrota y botarate.
Volvamos a la Castellanos. Era moda que toda mujer que algo valía tuviese predilección por un faldero. El de Marujita era un animalito muy mono, un verdadero dije. Llegó a la sazón la fiesta del Rosario, y asistió a ella la querida del conde muy pobremente vestida y llevando tras sí una criada que conducía en brazos al chuchito. Ello dirás, lector, que nada tenía de maravilloso; pero es el caso que el faldero traía un collarín de oro macizo con brillantes como garbanzos.
Mucho dio que hablar durante la procesión la extravagancia de exhibir un perro que llevaba sobre sí tesoro tal; pero el asombro subió de punto cuando, terminada la procesión, se supo que Cupido con todos sus valiosos adornos había sido obsequiado por su ama a uno de los hospitales de la ciudad, que por falta de rentas estaba poco menos que al cerrarse.
La Mariquita ganó desde ese instante, en las simpatías del pueblo y de la aristocracia, todo lo que había perdido su orgullosa rival Mica Villegas; y es fama que siempre que la hablaban de este suceso, decía con énfasis, aludiendo a que ninguna otra mujer de su estofa la excedería en arrogancia y lujo: «¡Pues no faltaba más! ¡Bonita soy yo, la Castellanos!».
Y tanto dio en repetir el estribillo, que se convirtió en refrán popular, y como tal ha llegado hasta la generación presente.


Actividades de post-lectura.
Después de leer la narración de Ricardo Palma conteste las siguientes preguntas.

1. ¿Conoció el autor a la protagonista de la historia?
2. ¿Quién le contó la historia al autor?
3. ¿Quién era Mica Villegas?
4. ¿De quién era novia Mica Villegas?
5. ¿Quién era el novio de la Castellanos?
6. ¿Por qué eran rivales la Mariquita Castellanos y Mica Villegas la “Perrricholi”?
7. ¿Por qué la Villegas se paseaba en un carruaje?
8. ¿Quién era don Manuel de Amat y Juniet?
9. ¿Cómo descubrió don Manuel que podía hacerse rico?
10. ¿Qué hizo don Manuel con su dinero?
11. ¿Cómo ganó Mariquita las simpatías del pueblo?
12. ¿Por qué se convirtió en refrán popular el estribillo Bonita soy yo, la Castellanos?

13. ¿Cuál es el tono de la narración ¡Bonita soy yo, la Castellanos!?